¿es posible vivir sin conflictos?
- Alfons Riera
- 5 feb 2024
- 2 Min. de lectura

La mediación esta definida en el artículo 1 de la Ley 5/2012, de 6 de junio, de mediación en asuntos civiles y mercantiles como "aquel medio de solución de controversias, cualquiera que sea su denominación, en que dos o más partes intenten voluntariamente alcanzar por si mismas un acuerdo con la intervención de una persona mediadora".
Siguiendo las palabras del profesor Sigüenza López, "“la mediación supone dar una oportunidad a la solución dialogada de los conflictes, una apuesta por la avenencia y por la amigable composición de las discrepàncies. Es un instrumento a través del cual se busca conciliar intereses enfrentados, una actividad que pretende facilitar consensos y acuerdos cuando existan pareceres dispares”.
Un conflicto, en si mismo, tiene muchas funciones y valores positivos, se puede considerar, desde una perspectiva positiva, como una oportunidad, ya que ayuda a aprender nuevas y mejores maneras de responder a los problemas, a construir relaciones mejores y más solidas y a conocernos mejor a nosotros mismos y a los demás.
Esta mirada sobre el conflicto como oportunidad de conocernos mejor, de conocer mejor a l'otro, de co-construir relaciones de más calidad y más solidas, es la base sobre la que se apoya la mediación y la gestión positiva, inteligente, de conflictos.
¿Es posible vivir sin conflictos?
¿Quién no ha tenido desacuerdos con la pareja, en el trabajo o con los hijos? La creencia de que se puede vivir sin enfrentamientos es una ingenuidad y apunta hacia una falta de recursos psíquicos.
Huir de los conflictos es una forma de negar los problemas.
Un conflicto es un aviso de que alguna cosa tenemos que solucionar. También indica la posibilidad de mejorar, crecer y madurar. De hecho, superar un problema nos ayuda a crecer. Contrariamente, cuando las dificultades no se resuelvan, se van acumulando los malos rollos y empeora nuestra vida personal.
Hay personas que huyen de las crisis porque temen perder el control.
El conflicto es inherente a la naturaleza humana y evitarlo no lo soluciona. Pero enfrentarse a un conflicto como responsables que somos de que se haya generado, supone un gran desgaste físico y psicológico.
Es por esto que des de la antigüedad hemos preferido dejar en manos de un tercer alieno la responsabilidad de resolver nuestros conflictos, aunque el resultado de la decisión que pueda adoptar no nos resulte satisfactoria.
El mediador no decide, facilita una buena comunicación entre las partes, que se expresen y escuchen, utilizando sus habilidades, técnicas y prácticas adquiridas.





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