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CONFLICTO Y SANIDAD

  • Foto del escritor: Alfons Riera
    Alfons Riera
  • 5 feb 2024
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 19 feb 2024

Josep Redorta, miembro de la Sociedad Catalana de Medicación en Salut (LV 2015).


Que la sanidad está convulsada es evidente. Basta con seguir la polémica entre las administraciones y los afectados de hepatitos C. Se acumulan conflictos de tipo estructural, organizativo, económico, de valores. El malestar y la preocupación es palpable en todos los ámbitos, tanto en lo que se refiere a usuarios como profesionales de la salud. En todo caso, desde Epicteto en el siglo I de nuestra era, sabemos que lo más importante no son las cosas que pasan sino como reaccionamos. La pregunta pertinente es, ¿estamos haciendo todo lo que podemos para resolver las dificultades mencionadas? La respuesta es no.


Actualmente sólo estamos utilizando dos medios para resolver estos conflictos, la negociación y el sistema judicial. El primero está muy condicionado por las relaciones de poder. El segundo, recurrir a la justicia como sistema, está cerca de la quiebra. Debemos empezar a utilizar la imaginación y buscar nuevas respuestas a problemas tan graves. Existen recursos de eficacia demostrada en el campo denominado conflicto management que se ha aplicado con éxito en las últimas tres décadas, sobre todo en Estados Unidos. Debemos empezar a poner en marcha figuras como la evaluación neutral experta y externa, la mediación estándar, el arbitraje, la facilitación, el team building, etc. Son recursos de resolución de conflictos poco utilizados aquí pero que han demostrado su validez fuera del Estado, donde cada vez tienen más fuerza nuevas figuras basadas en las nuevas tecnologías, como el diseño de sistemas de resolución de conflictos (DSD) o los sistemas de apoyo a la toma de decisiones (DSS).



Debemos considerar los costes sociales y económicos directos e indirectos que conllevan los conflictos mal gestionados, y no sólo en el ámbito sanitario. Tampoco es del todo exigible a nuestros gestores públicos y privados que estén a la vanguardia en nuevos y especializados campos como estos, aunque ellos sean los primeros en ser conscientes de la grave situación que tenemos planteada. La realidad es que se necesitan nuevas respuestas y debemos asumir nuevos riesgos de gestión. Conflicto y consenso son dos caras de una misma moneda. Problema y oportunidad. Decidir es nuestro reto hoy y en la incertidumbre la mejor actitud es la de la exploración de posibilidades.


 
 
 

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