mediación educativa con adolescentes
- Alfons Riera
- 17 sept 2024
- 1 Min. de lectura
En el trabajo con adolescentes, los conflictos pueden (y deben) convertirse en oportunidades de aprendizaje. El comportamiento inadecuado o disruptivo va asociado con la necesidad de disciplina. Pero disciplina no es sólo sanción; sino enseñar las reglas y ayudarles en su proceso de interiorización. Este proceso, que dura toda la vida, es especialmente relevante durante la adolescencia, por las características que ésta tiene. Dicho periodo supone la necesidad de enseñarles a controlar sus impulsos y a desarrollar habilidades sociales, que les permitan participar adecuadamente en las interacciones sociales que se generan a su alrededor.
A corto plazo, una adecuada disciplina debería buscar el objetivo de que no se continúe con la conducta inapropiada; pero es necesario tender también a que, a largo plazo, el adolescente asuma la responsabilidad sobre su comportamiento, generando una auto-disciplina. Para que el adolescente pueda “generarla”, es posible servirse de la mediación, como contexto donde experimentar unas adecuadas técnicas de comunicación y de resolución de conflictos, análisis de nuevas perspectivas, etc. Por otro lado, que el alumnado sea capaz de poner en marcha esta auto-disciplina supone una gran variedad de beneficios para sí mismo y su entorno. Las habilidades y recursos que un adolescente puede adquirir, repercutirán tanto en el contexto educativo en el que lo ha aprendido, como en el resto de contextos en los que se encuentra inmerso (familia, amigos, trabajo, comunidad).

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